La cadena fría en México es de clase mundial, pero requiere de inyección de capital para ser más competitiva y con capacidad para la demanda futura.
Se calcula que en México existe un parque vehicular de 77 mil unidades de transporte dedicados a la cadena fría y una capacidad de almacenamiento refrigerado de poco más de 15 millones de metros cúbicos, con ello se coloca como uno de los jugadores clave en la región.
De acuerdo con la consultora EY, el número de vehículos registrados representó un crecimiento de 2017 a 2019 de un 7.6 por ciento. Sin embargo, es un sector que requiere de inyección de capital para cubrir la demanda de servicios que se espera.
En su análisis: Panorama de la cadena de frío en México: retos y oportunidades, EY estima que para el 2024 la demanda de servicios crecerá 76 por ciento en Norteamérica, aunado a que la población mexicana para el 2050 se espera sea superior a los 155 millones de personas.
“La cadena fría en México es muy competitiva a nivel mundial, está dentro de los 10 primeros lugares en cuanto a capacidad y eficacia. En cuanto a capacidad de almacenaje somos la séptima potencia”, explicó José Ambe, CEO de la consultora LDM.
Detalló que la cadena fría toma más relevancia hasta en un 90 por ciento, en dos industrias principalmente: la alimentaria y en la farmacéutica. El resto tiene una incipiente participación en el mercado de retail.
El rediseño de redes
Para poder avanzar y estar a la altura de la demanda a futuro, José Ambe asegura que el rediseño de redes logísticas detalladas y con menos margen error será la clave para este segmento de la industria, pero sobre todo lo será la inyección de capital que atraiga a nuevos jugadores a la cadena fría.
Desde su punto de vista se requiere un rediseño de las redes logísticas de la cadena fría, ya que más del 60 por ciento de las empresas en este rubro son pequeñas y medianas, el 40 por ciento restante son grandes.
La importancia de la cadena fría radica en el diseño y control de su ejecución logística, indicadores y costos, ya que no es lo mismo operar un almacén en seco que permite márgenes de error de hasta un 10 por ciento, a operar una refrigerada en donde el margen de error no puede ser superior al 2 por ciento.
“En una cadena seca se pueden hacer cambios de ajustes de último momento, en la cadena fría no ocurre eso, ahí o se cumplen las condiciones de almacenaje y de transporte o se corre el riesgo de perder el 100 por ciento del producto que se moviliza”, aseguró el CEO de LDM.
Capitales para reducir los costos
Tras más de 20 años de analizar e impulsar a este sector José Ambe asegura que se requieren fondos de inversión que ayuden a incrementar la oferta en el país. Lo que beneficiaría a la industria en dos aspectos: la llegada de más y nuevos inversionistas internacionales y a la reducción de costos del servicio.
Al captar más inversiones se podrían optimizar los costos de la cadena por arriba del 10 por ciento e incrementar su disponibilidad en un 50 o 60 por ciento, ya que todavía tiene espacio para crecer y para hacerlo de manera eficiente.
“Como consejeros de la cadena de suministro seguimos observando un shock importante en el flujo de efectivo. Sin embargo, hemos detectado que diversos fondos de inversión están volteando a ver a la logística, al trasporte de última milla y a la cadena fría. No dudamos que estos capitales mejorarían las operaciones y procesos de la cadena fría”, concluyó José Ambe CEO de LDM.
Radiografía de la cadena fría en México
15 estados concentran el 90 por ciento las bases operativas.
Nuevo León, Sinaloa, Guanajuato, Jalisco y Ciudad de México, son las principales.
Existen 322 marcas de remolques y semirremolques.
El 14 por ciento de ellas concentran 95 por ciento del mercado.
240 establecimientos están dados de alta de manera oficial como “Almacenamiento con refrigeración”.
90% de ellos concentrados en Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y Estado de México, el cual tuvo una tasa de crecimiento de 14.9 por ciento del 2010 al 2017.
Fuente: El Financiero